Un poco de historia
Los bulos y las noticias falsas (“fake news”) han existido siempre y probablemente van parejos al desarrollo del lenguaje y de la comunicación (1,2). Es buen ejemplo el generado por Octavio Augusto para desacreditar a Marco Antonio en su pugna por el poder para convertirse en el que sería el primer emperador romano, hace más de dos mil años. A su modo, ya existían los medios de comunicación y las mentiras con fines políticos y económicos, que en este caso se transmitieron a través de frases cortas impresas en monedas.
Los libelos han sido frecuentes y transmitidos por todos los medios posibles pero la invención de la imprenta permitió su difusión mundial y por escrito, ya hace más de quinientos años.
La invención de la prensa de masas y de los periódicos diarios, a finales del siglo XIX, hizo más fácil la manipulación, que llegó a ser el lema de William Hearts (1863-1951), el empresario estadounidense que se proclamaba “creador de noticias” («make news»”) y que sirvió de arquetipo para la crítica de Orson Welles en su película Ciudadano Kane, en 1941.
La radio y la televisión se sumaron al repertorio de medios de masas para difundir noticias falsas, y a finales del siglo XX la aparición de Internet y de las Redes sociales añadió la espontaneidad a la instantaneidad, de forma que cualquiera puede difundir universalmente bulos y noticias falsas.
En cierto sentido, con Internet, la manipulación se democratizó y en el siglo XXI no se requiere ser dueño o acceder a los medios de comunicación de masas (periódicos, radios, televisiones, revistas, etc) para difundir información parcial y/o interesada que manipule la realidad.
Frente a la manipulación, la contramanipulación (y la censura)
Son bulos y noticias falsas las “informaciones y noticias elaboradas deliberadamente para confundir o engañar a quien las lee” y suelen contar con un titular llamativo, un contenido emocional fácil de entender y un marco que las haga creíbles (2).
En general, los bulos y noticias falsas se han difundido en medio de un ambiente hostil, pues habitualmente expresan la reacción del débil y periférico frente al fuerte y central. Puesto que la verdad no existe, por definición es bulo y noticia falsa cualquier información, sea cierta o falsa, que discrepe de lo que sostenga el poder (político, económico, científico, religioso, etc).
Por supuesto, el poder también utiliza bulos y noticias falsas, pero se convierten en verdad por su origen.
Es buen ejemplo la contramanipulación de la Iglesia Católica intentando dominar la imprenta y la impresión de libros y panfletos desde la invención de la imprenta.
Han sido cuatro siglos de persecución para mantener la verdad oficial a través de la Santa Inquisición y en concreto del Índice de Libros Prohibidos (“Index librorum prohibitorum”) que duró hasta 1966 y contó con más de cuarenta ediciones, desde la primera en 1571 a la última de 1948 (3).
George Orwell alertaba en su novela ’1984′, publicada en 1949, sobre un Ministerio de la Verdad que decidía si las noticias eran ciertas o falsas según los intereses del poder. Setenta y un años después de la publicación de esta novela distópica, el Gobierno de España instauró algo similar, un órgano para “controlar a los medios” tras aprobar un protocolo contra las “fake news” por el que se atribuye la capacidad de “monitorizar y vigilar” las campañas de desinformación (y decidir cuáles lo son y cuáles no). Ello obedece a una estrategia europea para “luchar contra las injerencias externas” aprobada por la Unión Europea en 2018 (4).
A este ejemplo de España se suman otros muchos, especialmente de los grandes proveedores de servicios de Internet como Google o las Redes sociales como Facebook, Twitter, Linkedin e Instagram.
La pandemia covid19 ha incrementado el ansia de control para impedir el debate científico y la transparencia política respecto a las decisiones tomadas por las autoridades con el asesoramiento científicos de sus expertos. Así, se han implantado algoritmos que permiten el análisis de millones de comentarios diarios y la censura y bloqueo de todo lo que se considere bulo y noticia falsa.
Ese es el riesgo, que el Ministerio de la Verdad cuando funcione se convierta en una máquina de censurar que transforma a los expertos, científicos y políticos en sacerdotes de una nueva religión, la religión de la ciencia, en que se considere pecado y anatema todo lo que ponga en cuestión las normas establecidas.
Se declara bulo y falsa noticia todo lo que discrepe de las normas establecidas, políticas, científicas, epidemiológicas y virológicas, especialmente si proceden del “margen”, o incluso del mismo núcleo duro “verdadero” sin son de dudosa fe.
La declaración de anatema se hace desde una inmensa suficiencia (a)moral pues anatema es la condena moral, prohibición o persecución que se hace de una persona o de una cosa (actitud, ideología, etc.) que se considera perjudicial.
Un ejemplo de censura por Twitter
La hidroxicloroquina fue tratamiento universal durante los primeros meses de la covid19, y millones de personas lo recibieron de rutina.
Nunca hubo ningún fundamento científico para su uso, y las agencias oficiales de medicamentos estuvieron en contra, destacando además sus efectos adversos. Por ejemplo, en abril de 2020 la Agencia Española del Medicamento decía literalmente sobre hidroxicloroquina y cloroquina: “Actualmente ningún ensayo clínico controlado y aleatorizado ha demostrado la eficacia de estos medicamentos para el tratamiento de pacientes con COVID-19” al tiempo que destacaba sus importantes efectos adversos como alteraciones del ritmo cardíaco (más probables si además se emplea azitromicina) y trastornos neuropsiquiátricos graves (5).
Sin embargo, los médicos y los protocolos sanitarios recomendaron el uso de la hidroxicloroquina y de otros muchos tratamientos de probada ineficacia y con efectos adversos graves (6).
Pues bien, son muchas las publicaciones científicas que han demostrado empíricamente tales daños, por ejemplo mentales (suicidios incluidos) por el uso innecesario de la hidroxicloroquina. Así, en octubre de 2020 con la base de datos VigiBase de efectos adversos de medicamentos de la Organización Mundial de la Salud (7).
Los mismos resultados, suicidios incluidos, se publicaban en un estudio español de farmacéuticos hospitalarios liderados por el del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, titulado: «Sospechas de ideación suicida y alucinaciones atribuibles a hidroxicloroquina en el tratamiento de la enfermedad por Coronavirus-19», publicado en julio de 2021 en la Revista de la OFIL (Revista de la Organización de Farmacéuticos Iberolatinoamericanos) (8).
Difundí en Twitter, Facebook y Linkedin este artículo español el 12 de julio de 2021, lunes, literalmente con su título:
Sospechas de ideación suicida y alucinaciones atribuibles a hidroxicloroquina en el tratamiento de la covid19
De inmediato Twitter bloqueó mi cuenta por:
“Incumplir la política relativa a divulgar información engañosa y potencialmente perjudicial en relación con la COVID-19”.
“Para restablecer la cuenta tenía que eliminar ese comentario, o apelar la decisión”.
El martes 13 de julio apelé, recibí acuse de recibo, y hasta hoy, sin respuesta. Twitter me escribió:
“Hola
Recibimos tu solicitud de apelación.
Nuestro equipo de soporte revisará la información que proporcionaste en relación con tu apelación. Te responderemos por correo electrónico lo antes posible.
Ten en cuenta que, mientras revisamos tu apelación, no podrás acceder a tu cuenta de Twitter.
Si lo prefieres, puedes optar por cancelar tu solicitud de apelación y corregir los incumplimientos. Para ello, ve a Twitter y sigue las instrucciones que aparecen en pantalla para restablecer toda la funcionalidad de tu cuenta. Gracias, Twitter”.
Ni Facebook ni Linkedin han dicho/hecho nada al respecto, y en esas dos Redes sigo participando con normalidad.
Síntesis
Twitter considera que la difusión de un artículo científico español con datos de la práctica clínica sobre graves efectos adversos psiquiátricos (suicidios incluidos) de la hidroxicloroquina es información engañosa y potencialmente perjudicial en relación con la covid19.
Es decir, la ciencia crea monstruos al convertirse en religión y la censura en Twitter llega a extremos que ni en la novela “1984”.
No pienso eliminar ese comentario que me parece relevante para médicos honrados y para pacientes necesitados de tratamiento.
Es hora de reconocer el error del uso de la hidroxicloroquina en el tratamiento de la covid19, de pedir perdón, de reparar el daño en lo que se pueda y de tomar medidas para que no se repita. Twitter está en la dirección opuesta.
Juan Gérvas, médico general rural jubilado, Equipo CESCA, Madrid, España
jjgervas@gmail.com www.equipocesca.org @JuanGrvas
Bibliografía
1.- Una Breve Guía de la Historia de las «Noticias Falsas» y la Desinformación: Un Nuevo Módulo de Aprendizaje por ICFJ
2.- Fake News. La verdad de las noticias falsas. Plataforma Editorial, Barcelona, 2018
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=7862262
3.- Index libror https://es.wikipedia.org/wiki/Index_librorum_prohibitorum
4.- Alerta de periodistas y medios españoles por el “Ministerio de la Verdad” que impulsa el gobierno para combatir las “fake news”
5.- Cloroquina/Hidroxicloroquina: precauciones y vigilancia de posibles reacciones adversas en pacientes con COVID-19
6.- Los médicos como peligro mortal. Covid19 tratada con hidroxicloroquina, azitromicina, etc
7.- Psychiatric Disorders and Hydroxychloroquine for Coronavirus Disease 2019 (COVID-19): A VigiBase Study
https://link.springer.com/article/10.1007/s40264-020-01013-3
8.- Sospechas de ideación suicida y alucinaciones atribuibles a hidroxicloroquina en el tratamiento de la enfermedad por Coronavirus-19
Lamento que a Juan Gérvas y Mercedes Pérez Fernández se les trate con esta brocha gorda. No sólo porque no lo merecen, pues sus obras científicas (materiales) publicadas y no publicadas merecen un respeto dentro y fuera de la comunidad de las varias ciencias de la salud, sino porque ésta en particular es la divulgación de una pieza de una de las ciencias cerradas: “la epidemiología (clínica o clásica)”, cuyos saberes en el límite de la excelencia se han obtenido por operaciones alfa entre sus términos (conceptos). La materialidad de los saberes alfa operatorios (incluso los probabilísticas) permanecen en sus formas científicas, es decir en sus fórmulas, incluso cuando se ha separado de ellas el sujeto operatorio que las formalizó, formuló. Así la forma (fórmula) de la Ley de la Gravitación Universal, permanece incluso separando a Newton y todo lo que utilizó Newton. Los saberes de la Historia proceden de operaciones beta, porque el investigador trabaja con relatos y reliquias del pasado que él conecta para interpretarlos dándoles vida desde sus particulares influencias del presente. La fórmula o interpretación no puede mantenerse completamente si se segrega o elimina al investigador (historiador). Y, en efecto, otro investigador (o historiador) podría interpretarlos de otra forma (fórmula).
Los contenidos de verdad obtenidos desde operaciones alfa son distintos a los obtenidos desde operaciones beta. Arrogarse a decidir qué es verdad con una brocha tan gorda como han utilizado con los Gérvas debe de ser una mezcla de meta-ignorancia (ignorar que se ignora) y malevolencia (yo gano porque tú pierdes).
Galo Sánchez
Sugeriría al Dr. Gérvas mandar a paseo a la susodicha red social y, de paso y a título preventivo, a las demás citadas. Se puede vivir sin ese temor y sin esa indignación. Lo mismo a quienes ya tienen asumida esa “normalidad”: evitar contenidos de comunicación que puedan ser censurados para poder seguir ahí. Es decir, la autocensura.
Los ministerios de la Verdad, de la Protección de la Libertad de la Ciudadanía Bien (in)Formada, Consciente y Responsable, y algunos otros que no deben ser nombrados en vano ya están plenamente operativos a través de medios y redes. Nada es gratis. Cuanta más atención consigan concitar los agentes de “la verdad”, los “cazadores de bulos”, los rastreadores de “hechos”, los señaladores de “negacionistas”, los azotes nosinevidencialistas… peor para el usuario, que se entretiene por delante mientras se le vacía por detrás.
Obligado citar de nuevo al Senador del cómic/film Sin City. La verdad sigue refugiándose en la ficción, donde, de momento, queda fuera de los panópticos de “observatorios” y ministerios:
“El poder no viene de una placa o una pistola. El poder te lo da MENTIR. Mentir a lo grande y que todos te sigan la corriente. Cuando consigues que todos acepten lo que en su fuero interno saben que no es verdad, los tienes cogidos por las pelotas.”
De igual modo, la ciencia negociodependiente, generadora de falsedad y manipulación sin cuento, no necesita convertirse en religión para generar criaturas abominables, incluso (el cielo nos proteja) expertos tertulianos. Está en su ADN producirlos.
En España ya aprobaron en nov. 2020 el PROCEDIMIENTO DE ACCIÓN CONTRA LA DESINFORMACIÓN. Ley a medida de la pandemia actual, con todo atado y bien atado para no dejar ningún resquicio para el análisis o la crítica. Se regula incluso la delación de particulares: «las autoridades competentes podrán solicitar la colaboración de aquellas organizaciones o personas cuya contribución se considere oportuna y relevante en el marco de la lucha contra el fenómeno de la desinformación».
Hay además un pacto de silencio en los medios sobre su propia existencia.
https://www.boe.es/eli/es/o/2020/10/30/pcm1030
Pero la hidroxicloroquina no era un buen tratamiento en fases precoces tal y como demostró el eminente virólogo francés Didier Raoult?
En qué quedamos?
Madre mía, yo ya no me entero de nada. Aquí cada uno dice y demuestra lo q le parece
Gracias, Juan Gervás.
No tengo twitter ni ninguna otra red social, pero a través de los buscadores, cada tarde desde hace meses, entraba en su cuenta para poder respirar aire fresco. Hace días que di por seguro que estaría de vacaciones en algún lugar sin cobertura, pero hoy Juan Irigoyen, la otra persona a la que sigo en esa red, me ha mostrado la realidad. La realidad no son las redes, claro está, la vida de las personas es otra cosa mucho más importante, rica, bella, y también dolorosa, pero el control y la manipulación cambian el parecer y el pensar, y esto sí que es doloroso porque anula precisamente la propia vida y la dignidad de quienes habitamos este planeta.
Juan, personas como usted son muy importantes para los marginales que cada día tratamos de vivir y convivir, hay días en que solo sobrevivimos.
Mi padre fue un defensor de la sanidad pública y democrática, hace ya muchos años de eso, pero hoy usted y otros pocos mantienen viva la luz de ilumina ese otro sendero posible.
Un fuerte abrazo y gracias.
Le echamos de menos en Twitter, Doctor.