José Alberto Mainetti, médico y filosofo, se pregunta en su Compendio de Bioética acerca del rol de la bioética en un contexto como el actual en el que estar «sano» es sinónimo de no tener enfermedades, pero también de ser «bello» y «feliz», es decir, de un ideal imposible. La bioética ha introducido tres principios en las relaciones del médico, el paciente y la sociedad. Los principios de beneficencia y no maleficiencia, de ayudar y no dañar. El principio de autonomía, que es el que le toca al paciente como un sujeto autónomo al que se debe respetar y que es un fin en sí mismo, contrario al paternalismo del médico como «pater familiae». Pero hay un tercer componente, frecuentemente olvidado, que es el principio de solidaridad en la asignación de recursos. Esta es la principal novedad de la bioética moderna, que hace que el paradigma de la medicina hoy sea bioético, no solamente biológica. La medicina no es un discurso de los hechos biomédicos, sino que es también una empresa moral.