Un editorial del BMJ refiere que la próxima semana el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) publicará su informe sobre el impacto del calentamiento global. Un informe que no deja dudas sobre la inmediatez de la amenaza a la supervivencia humana, la salud y el bienestar. Es «prácticamente seguro que la influencia humana ha calentado el sistema climático global» y «más de la mitad del aumento observado en la temperatura superficial media global 1951-2010 es antropogénico». Las amenazas futuras están claras: mayor escasez de alimentos y agua dulce; eventos meteorológicos extremos; subida del nivel del mar, pérdida de biodiversidad, áreas inhabitables y migración humana masiva, conflictos y violencia. Se confirman las conclusiones de la revista The Lancet de que el cambio climático es «la mayor amenaza para la salud humana del siglo XXI.»
La pérdida masiva de hielo ártico y los fenómenos meteorológicos extremos, han dado como resultado un aumento medio estimado de temperatura de 0,89 ° C desde 1901. Otros cambios dependerán de cuánto se continúa calentando el planeta. «Business as usual» aumentará las concentraciones de dióxido de carbono desde el nivel actual de 400 partes por millón (ppm) (un incremento del 40% a partir de 280 ppm de hace 150 años), a 936 ppm en el año 2100, con una probabilidad de aumentar la temperatura media global en más de 4 ° C. Las leyes de la física no son negociables.
Esto es una emergencia. Es necesaria una acción inmediata y transformadora en todos los niveles: individual, local y nacional; personal, política y financiera. Los países deben dejar de lado las diferencias y trabajar juntos como una comunidad mundial para el bien común, y de una manera que sea equitativa y sensible a los problemas particulares de los países más pobres y las comunidades más vulnerables. Los que profesan el cuidado de la salud de las personas tal vez tienen la mayor responsabilidad de actuar. Todos debemos responder.
¿Qué pueden hacer los profesionales de la salud?
En primer lugar, debemos impulsar a nuestras propias organizaciones (universidades, hospitales, proveedores de atención primaria, sociedades médicas, farmacéuticas y de dispositivos) para que se despojen de las industrias de combustibles fósiles para reinvertir en fuentes de energía renovables.
En segundo lugar, debemos cada uso toda la influencia que tenemos que cambiar mentalidades y el comportamientos: Formas más activas de transporte y menos consumo de carne roja para reducir las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, la diabetes y el cáncer. La menos contaminación del aire reducirá la carga mundial del asma, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, cáncer y enfermedades del corazón…
En tercer lugar, construir una alianza de los profesionales médicos y hablar con claridad al público, los medios de comunicación, los gobiernos y los organismos intergubernamentales, para proporcionar un mensaje de que el cambio climático es real y es el resultado de la actividad humana; que ya está afectando a personas de todo el mundo y es la mayor amenaza actual para la salud humana y la supervivencia, y que hay muchas cosas positivas y prácticas que podemos hacer de forma sistemática para evitar sus peores efectos.
Para obtener más información sobre lo que los profesionales de la salud pueden hacer en apoyo del informe del IPCC y para aprender más acerca de las implicaciones del informe para la salud humana, visite: www.climateandhealthalliance.org / resources / IPCC.
Alarmismo injustificado, bajo mi punto de vista.
Si se parte de la premisa de que es «prácticamente seguro que que la influencia humana ha calentado el sistema climático global», nada de lo que sigue puede tomarse como seguro.
Y es engañoso eso de que las leyes de la física no son negociables. Porque da a entender que no debemos ignorarlas, pues si lo hacemos caerán sobre nosotros. Lo que no debemos hacer es creer que nuestra interpretación de los fenómenos atmosféricos deben condicionar nuestro comportamiento, ya que no somos capaces ni de hacer un modelo que refleje fidedignamente la situación ahora. No creamos que sabemos tanto, y mucho menos, adoptemos decisiones trascendentes basándonos en autoengaños.
Por cierto, a la naturaleza no nos la podemos «cargar»: seguirá su curso con o sin nosotros. A ver qué nos hemos creído.
Gracias por el comentario, aunque, en nuestra opinión se acumulan las pruebas sobre la contribución de la actividad humana al cambio climático. Esperemos a conocer el informe definitivo del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático. Con respecto a los efectos sobre la Salud, estamos ante hechos probados, como afirma la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer de la OMS.
Un saludo
Carlos