Manifiesto por la Salud Alimentaria y la reducción del consumo de azúcares
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la distribución de las principales causas de mortalidad y enfermedad han cambiado profundamente en los últimos años. Las enfermedades no transmisibles representan hoy en día la mayor parte de las muertes y enfermedades en el mundo, y los principales factores de riesgo responsables de esta situación están estrechamente asociados a la mala alimentación.
La mala alimentación es, en efecto, un factor determinante de un gran número de enfermedades como las derivadas de la obesidad y el sobrepeso, las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el síndrome metabólico, o los trastornos del aparato locomotor o alteraciones psicosociales asociadas.
En su último informe (marzo 2013), la Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca a la obesidad como la crisis de salud más importantes a nivel mundial que el hambre y / o la subnutrición y como la principal causa mundial de las discapacidades, reduciendo drásticamente la calidad de vida.
En España la situación es igualmente alarmante. Una de cada dos personas padece obesidad y su coste sanitario representa ya más del 8% del presupuesto de salud estatal (2500 millones de euros). Más preocupante es, si cabe, el crecimiento del sobrepeso y la obesidad infantil. En tan sólo dos décadas las cifras se han triplicado y actualmente nuestro país encabeza la lista de población infantil con sobrepeso en Europa, siendo además una de las más altas del mundo. Los niños con sobrepeso u obesidad tienen mayor probabilidad de seguir siendo obesos en la edad adulta, incrementándose el riesgo de padecer patologías crónicas y reducciendose su esperanza de vida en más de 10 años.
En el caso de la diabetes, existen casi cinco millones de personas afectadas de diabetes en España y provoca la muerte de más de 25.000 personas cada año.
El síndrome metabólico lo padecen más de 8 millones de personas en España.
¿Cómo se convirtió la mala alimentación en un problema?
El factor más importante es el cambio de nuestro patrón alimentario, que ha significado un incremento muy significativo del consumo de alimentos procesados e hipercalóricos – alto contenido de grasas y azúcares-. Actualmente el 61% de la energía consumida por habitante en España proviene de alimentos altamente procesados.
La progresiva industrialización de nuestros alimentos nos ha alejado del saber y cultura alimentaria basada en alimentos de temporada, locales y sanos, substituyéndola por una dieta industrializada y altamente influenciada por la publicidad y el márquetin. Espacios como los comedores escolares han ido perdiendo la opción de convertirse en lugares privilegiados para adquirir hábitos saludables y para la transmisión de una alimentación variada, sana, equilibrada.
La industria alimentaria se ha convertido en un agente enormemente poderoso capaz de condicionar la oferta alimentaria, el consumo y la regulación del sistema alimentario.
Pero el hincapié en los hábitos de consumo y la educación alimentaria no debe hacernos perder de vista que el problema actual de mala alimentación tiene sus raíces en aspectos estructurales, socioeconómicos. No se trata de meras opciones de consumo individuales. Las soluciones deben ser necesariamente desde políticas
públicas que regulen y corrijan esta situación.
Cambiar nuestra dieta no es un simple ejercicio de voluntad individual. La alimentación es un fenómeno social y actualmente son más necesarias que nunca las políticas públicas que actúen sobre ella, asegurando el derecho humano a la alimentación adecuada.
Azúcares
El azúcar es uno de los ingredientes más implicados en la pandemia de mala alimentación descrita. La OMS recomienda no superar el 5% de la energía ingerida a partir de “azúcares libres” (aquellos azúcares añadidos en el procesado del alimento y no presentes de manera natural en los mismos). Ello equivale a 25 gramos diarios de azúcares añadidos por persona adulta.
Recomendaciones similares existen en la mayor parte de países del mundo, incluidos los de la UE. En España por el contrario, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición ha decidido no emitir ninguna recomendación y cuestionar la relación entre el consumo excesivo de azúcares y la salud.
Aunque los datos de consumo avalan la intención incuestionable de que deseamos consumir menos azúcar, la realidad es que su consumo ha crecido en más de un 20% en los últimos años. La respuesta a esta aparente paradoja es simple: el azúcar ha desaparecido de nuestra vista, pero no de nuestra dieta. Hoy más del 75% del azúcar que ingerimos nos llega incorporado en alimentos elaborados donde no lo vemos ni reconocemos.
Nos encontramos ante una alimentación llena de azúcar invisible, junto a campañas de márqueting y publicidad de alimentos con alto contenido en azucares, especialmente dirigidas a la población infantil, siendo además el precio por caloría es extremadamente bajo comparado con otras opciones más saludables.
La producción de azúcar en países terceros además conlleva gravísimas consecuencias de vulneración de derechos humanos. Buena parte del azúcar que consumimos proviene de zonas donde se vulneran los derechos laborales, donde las oligarquías regionales imponen su ley. El cultivo, refinado y comercialización transnacional del azúcar de caña a gran escala conlleva, además, severos impactos ambientales reconocidos internacionalmente.
No debemos olvidar que el azúcar es un producto global controlado por menos de cinco transnacionales. En España dos de estas empresas se reparten totalmente el mercado.
Por todo ello nos comprometemos a trabajar para denunciar los problemas sociales y ambientales causados por el cultivo de azúcar a gran escala.
Nuestras demandas:
Las asociaciones, organizaciones sociales y profesionales que suscribimos este manifiesto nos agrupamos en la Alianza por el Control del Azúcar para demandar el desarrollo e implementación urgente de una política integral de reducción del consumo del azúcar y que se pongan en marcha medidas realmente efectivas para revertir la actual situación.
Demandamos:
1. La regulación estricta de la publicidad de alimentos y bebidas malsanas, especialmente la dirigida a la infancia, transformando el actual Código PAOS y el mecanismo de Autoregulación en una normativa de obligado cumplimiento que prohíba las diferentes formas de publicidad de alimentos insanos dirigidas
a la infancia.
2. Establecer un etiquetado obligatorio para todos los productos alimenticios y bebidas que indique de manera sencilla y clara si contienen altas, medias o bajas cantidades de azúcar en función de las recomendaciones de la OMS. Las etiquetas deben advertir claramente del riesgo que significa el consumo
habitual de productos con altos contenidos de este ingrediente.
3. Garantizar que en los centros educativos SE OFREZCAN opciones saludables de alimentación, y que exista un control efectivo de la publicidad y distribución de la alimentación malsana. Se debe cambiar el actual Documento de Consenso sobre la alimentación en centros educativos por una normativa de obligado cumplimiento que elimine cualquier forma de publicidad, promoción y distribución de alimentos malsanos en los centros educativos.
4. Incluir medidas impositivas que graven los alimentos malsanos y bonifiquen la alimentación saludable. Así se pueden obtener ingresos que reviertan campañas de promoción de la salud y la alimentación.
5. Elaborar una ley de transparencia del lobby que incluya al sector alimentario, así como una ley de acceso a la información pública que siga los estándares internacionales en este campo.
6. Exigir la responsabilidad extraterritorial del estado español en los casos de producción de azúcar que vulneren los derechos humanos, sea por importación del mismo, por implicación de empresas con sede en el estado o por la existencia de políticas que lo permitan o favorezcan. Al mismo tiempo reclamamos un apoyo a la producción local, familiar y sostenible de azúcar, ajustando la producción interna al consumo previamente reducido.
La salud y la alimentación adecuada son un derecho.
La Alianza por el Control del Azúcar está compuesta por Access Info,
Amigos de la Tierra, Confederación Española de Asociaciones de Padres y
Madres de Alumnos (CEAPA), Confederación de Consumidores y Usuarios
(CECU), Ecologistas en Acción, Medicus Mundi, NoGracias, Plataforma Rural y
VSF Justicia Alimentaria Global.
Manifiesto: http://vsf.org.es/sites/default/files/manifiesto_alianza_25_gramos.pdf
Formulario de adhesiones: http://vsf.org.es/25-gramos/adhesiones-25-gramos
La campaña en cuatro minutos: http://vsf.org.es/25-gramos/campa%C3%B1a#top
Sobre la presentación de la campaña: http://vsf.org.es/actualidad/exito-en-la-jornada-de-25-gramos
Me sorprende encontrar en esta página un manifiesto que demoniza a un alimento, como si un alimento se pudiese adjetivar como «malo» o «bueno». Estas palabras sólo deberían aplicarse a las dietas, y siempre basándose en evidencias.
La OMS ha perdido su inocencia, y recomendar un porcentaje es tan absurdo como recomendar 2 L de agua al día.
Carlos J. Pérez, hola, desconozco tu profesión pero yo soy nutricionista y fitoterapeuta. Como profesional te diré que el azúcar no es un alimento, y mucho menos el llamado azúcar blanco ya que es un producto (que no alimento) obtenido en laboratorio. Te diré que el azúcar es literalmente alimento para las cándidas y para los tumores de todo tipo. Además comentarte que cualquier hidrato de carbono simple (es decir cualquier tipo de refinado, incluido el azúcar blanco) desmineraliza los huesos causando a la larga osteoporosis además de producir diabetes. Señalar que la industria azucarera es de las más fuertes del mundo, explota a sus trabajadores en los países de origen y producción además de que su cultivo es altamente contaminante para ríos y para el óxigeno de las zonas donde se cultiva y se quema el azúcar de caña. El azúcar es un veneno muy lento para nuestro organismo y ten presente tu alimentación porque muy seguramente estás tomando azúcar en grandes cantidades a diario sin saberlo ya que está en infinidad de productos de consumo y por regla muy general el consumidor no para a prestar atención a las etiquetas, no las entiende y tampoco quiere informarse. Una lata de cocacola normal 12 cucharadas de azúcar, un nestea 5 cucharadas, el tomate frito de lata o frasco, embutidos, salsas y así en infinidad de productos. La industria alimentaria la usa como conservante en lugar de usar otras sustancias como por ejemplo el vinagre por que es más barata. Te aseguro que el azúcar enferma y mata. Te podría explicar muchas más cosas pero tendría que extenderme mucho. Por último sólo te diré que busques si tienes curiosidad por cuidar tu salud sobre la alcalinidad y acidez sanguínea. Un cuerpo acidificado es pasto de enfermedades y azúcar ACIDIFICA.
Hola, María:
1.- Lo que se dice debería evaluarse con independencia de quién lo dice. Lo contrario nos conduce al culto a la autoridad, y las autoridades se equivocan. Y si no las cuestionamos, nos arrastran al error.
2.- Me temo que no estás de acuerdo con la definición de alimento. Hasta el agua es un alimento. Y la sacarosa, puesto que nos da energía, ayuda a nuestro sustento.
3.- No sabía que el que medie un laboratorio en la obtención de un alimento desvirtúa a éste. Huele a ideología. Insisto, en la RAE no aluden a cómo se obtiene. Si evaporo agua marina en laboratorio, ¿ese cloruro sódico no es alimento, y sí el procedente de una salina?
4.- Hasta donde sé, no se ha podido demostrar que los hidratos de carbono simples inducen la diabetes, pero sí el estilo de vida. Y sólo cierto tipo de diabetes. Estaría encantado de que me aportaras un sólo estudio serio que sustente esa afirmación.
5.- Es posible que hayas descubierto una cura para el cáncer. Si el azúcar es alimento para tumores de todo tipo (ah, aquí sí es alimento, pero para nosotros, no), bastaría con no comer azúcar para que el tumor desaparezca por inanición.
6.- La osteoporosis es un proceso natural. Veo harto difícil poder demostrar que la sacarosa actúa de catalizador del envejecimiento óseo. Pero en fin, no me cierro.
7.- Empezar una frase con una subordinada («Señalar que…») no está bien visto: http://www.fundeu.es/recomendacion/infinitivo-que/
8.- Apelar a la dimensión social de la producción puede ser un incentivo para obtener la sacarosa en laboratorio, y así controlar su producción. Si con ello mejoramos el medio ambiente y las condiciones de los trabajadores… En cualquier caso, es un problema humano, no del azúcar.
9.- El veneno está en la dosis. Paracelso. Llamar a una sustancia veneno es ignorar (interesadamente, como queda patente cuando señalas a una marca de refrescos concreta) que la concentración es determinante.
10.-¡Cuán mala la industria, que busca abaratar los costes de producción! Y ya podrían hacer las mermeladas con vinagre…
11.-Si alguien tiene narices, que cambie significativamente el pH sanguíneo. Es un ejemplo de libro de un tampón bien hecho. Y relacionar pH de la sangre con enfermedades me parece inaudito. Pero estoy abierto a cualquier estudio del BMJ (o equivalente) que me saque de mi error.
Un cordial saludo.
Gracias María y Carlos por los comentarios. En esta campaña, NoGracias participa por varios motivos:
1- Define la obesidad como una enfermedad social y enfatiza las medidas políticas sobre las sanitarias lo que va muy en la línea de la plataforma
2- Pretende desvelar los intereses económicos que están determinando graves problemas de salud. NoGracias se ha especializado en la Big Pharma o la Big Tech pero la Big Food es tanto o más dañina. Es muy recomendable el texto publicado en Gaceta Sanitaria por Ildefonso Hernández (que fue director general de salud pública en el ministerio de sanidad en la etapa Zapatero): «La independencia de la formulación de políticas de salud pública puede verse afectada por distintos agentes con objetivos contrarios a la salud de la población, como son las grandes corporaciones. La crisis económica puede agravar la falta de independencia por la menor financiación de los órganos reguladores relacionados con la salud, o de otras actuaciones de protección de la salud. Las grandes corporaciones han influido en la formulación de determinadas políticas con incidencia en la salud, como son las relacionadas con el tabaco, la industria química, la nutrición, las bebidas alcohólicas, la industria farmacéutica y la de tecnologías sanitarias» (http://gacetasanitaria.org/es/crisis-e-independencia-las-politicas/articulo-resumen/S0213911114000867/)
3- Viendo las airadas reacciones parece que hemos dado en el clavo (http://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2014-06-26/el-informe-sobre-el-azucar-que-ha-encendido-la-ira-de-la-industria-alimentaria_152261/). Desde nuestro punto de vista, operativizar un objetivo tan amplio a través de un objetivo tan concreto es uno de los éxitos por más que, como dice Carlos, pueda caerse en alguna simplificación
4- La campaña incide en la información al consumidor además de en las políticas. El etiquetado de los alimentos es el caballo de batalla de la Big Food: cuanta menos información, más oculta o más técnica mejor. También hemos hablado de esto aquí (http://www.nogracias.eu/2014/02/20/la-big-food-pone-sus-intereses-por-delante-de-la-salud-de-las-personas/)
Saludos
Abel Novoa