Dicen que dijo Paracelso, alquimista y médico suizo del renacimiento, que la diferencia entre un fármaco y un veneno es solo la dosis. En la Grecia Antigua, Pharmakos (φαρμακός) era el ritual de purificación, consistente en elegir un chivo expiatorio al que sacrificar o expulsar de la ciudad. El ritual permitía purgar a la polis del mal que acumulaba a través de una droga, cuyas ambiguas propiedades hacían que lo mismo sirviera como remedio o como veneno.

El aceite de ricino se ha usado como purgante de parásitos y como eficaz laxante a lo largo de la historia. Actualmente ha sido rescatado por las llamadas ‘medicinas naturales’ como elixir para multitud de problemas. Pero, cual pharmakos, toda cara tiene su cruz, y dado a dosis altas podría provocar vómitos, calambres abdominales e incontinencia fecal. Algo que no se ha pasado por alto a históricos torturadores.

Foto de algunas de las «pelonas» a las que se obligaba a beber ricino para pugar el pecado de ser rojas. Obtenido del blog https://elsilencioguerracivilespanola.wordpress.com

Sin duda, el uso más oscuro que se le ha dado al aceite de ricino en la España reciente fue durante la cruzada expiatoria de las tropas franquistas a medida que arrasaban por los pueblos de España tras su golpe militar. Las prisioneras rojas eran despojadas de su feminidad al ser rapadas, y de su dignidad al ser expuestas en las plazas para escarnio público antes de repudiarlas y expulsarlas. Para purificar su alma perdida y desalojar al demonio de sus ideas, los párrocos, en connivencia con el boticario del pueblo, administraban altas concentraciones de aceite de ricino a «las pelonas», para luego exhibirlas por las calles, cagadas por las patas abajo.

La práctica de purga con ricino, imitada de las camisas negras de Mussolini, continuó durante toda la dictadura en el ambito doméstico: todo niño rebelde era amenazado por padres y curas con tomar aceite de ricino como castigo y para purificar su alma insana.

Las drogas expiatorias han cambiado, pero el destino de los díscolos que no se atienen a las normas sigue siendo el mismo.