La salida al mercado de productos que motivan intensas campañas de promoción son a menudo un motor de construcción de modelos sociales de comportamiento. El empuje de la Viagra y la interminable saga de fármacos del mercado biomédico del sexo, ha contribuído notablemente a modelar la subjetividad colectiva en torno a la sexualidad.

Este anuncio es de pega, pero ilustra bien cómo hemos asimilado la idea de que «el tamaño SÍ que importa»

El ideal del sexo que promueven las campañas promocionales de fármacos como Cialis, Uprima, Testogel y Priligy, apuntalada por el auge del porno, presenta unas características muy definidas:

  1. El sexo solo se adquiere vía penetración. Esta aseveración tiene su fiel antecedente en la terminología de los electricistas de los cables «machos» y «hembras». No se entiende el uno sin la otra.
  2. Existe obligatoriedad a alcanzar orgasmos. Los orgasmos no son espirituales, sino eyaculatorios.
  3. La erección es un fenómeno que hay que preservar plenamente a cualquier coste y en cualquier situación. Debe ser duradera, alcanzarse en plena armonía con las órdenes cerebrales y con unos estándares de dureza y pureza definidos.
  4. La eyaculación se debe alcanzar «en el momento justo»: ni antes ni después. Para definir ese momento justo asumimos que el retardo eyaculatorio presenta una distribución normal en la población y consideramos que la media más menos una desviación estándar es donde se sitúa ese instante glorioso.
  5. La imagen que se constituye como patrón oro del sexo ortodoxo es la parejita heterosexual. Cualquier variante posible sólo podrá ser fruto de la imaginación de cada cual.
  6. El sexo no entiende de edades. Aunque el referente eterno sea el joven bello pero sin vello, el superanciano sempiternamente empalmado es el futuro.
  7. En este arquetipo imperativo, el dominio es masculino. Las fantasías de las mujeres están subordinadas a los deseos varoniles.
https://www.youtube.com/watch?v=L_ETKkt2r80

Este anuncio, por el contrario, no es de pega. Atención a los mensajes implícitos… Sin desperdicio

La consecución y perpetuación del sexo dentro de estos parámetros obliga necesariamente (no me cabe en la cabeza otra opción, lo siento) al consumo de productos de las industrias farmacéutica y pornográfica. Son, en palabras de la peculiar filósofa burgalesa Beatriz Preciado, las trampas del liberalismo farmacopornográfico.

[Yo mismo me creería este discurso tan impecable que acabo de soltar. De no ser porque vídeos como éste me hacen dudar…]

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=FKhtiqOViY0[/youtube]


 

http://www.enelmomentojusto.es/

https://antropologiadeoutraforma.files.wordpress.com/2013/04/preciado-testo-yonqui.pdf