http://www.bmj.com/content/359/bmj.j5600.full

Victor Montori es un médico norteamericano/peruano, profesor en la Clínica Mayo y, en la actualidad, uno de los médicos más influyentes del mundo en relación con la MBE y la evaluación del conocimiento, así como padre intelectual de la Medicina Mínimamente Impertinente.

Ha escrito recientemente un libro muy recomendable que va a ser traducido al castellano. 

Montori acaba de publicar un editorial en el BMJ que merece la pena comentar.

En el Editorial, clama porque la ciencia vuelva a ser ambiciosa en sus objetivos; vuelva a ser grande; vuelva a estar al servicio de los pacientes. Sea una Big Science 

Montori pide superar el actual modelo de ciencia pequeña, miserable y ruin. Pide superar la Little Science.

Esa ciencia cobarde donde los promotores, los investigadores y las agencias de financiación de la investigación priorizan eficiencia -fomentando experimentos pequeños, breves, con pacientes de alto riesgo, con comparadores inadecuados y objetivos ligados a variables subrogadas o resultados compuestos- sobre el conocimiento sólido. 

Una Little Science cobarde que necesita «ocultar resultados poco halagadores para completar la ilusión» y que tiene como consecuencia que «que médicos y pacientes deban gestionar resultados imprecisos, inconsistentes, incompletos… irrelevantes»

Montori pide superar una Little Science que ha equiparado requisitos reguladores con conocimiento sólido clínico.

Montori cree que la investigación observacional basada en la Big Data es mejor que la Little Science porque sus resultados «son más representativos del mundo real».

Confía en su potencial utilidad «para diseñar ensayos más eficientes y útiles, y formular y validar modelos de predicción que respalden la toma de decisiones», pero advierte de los frecuentes problemas asociados a la fiabilidad de los datos 

Por eso Montori quiere que la ciencia vuelva a ser ambiciosa. Vuelva a ser una Big Science; una ciencia capaz de generar «pruebas confiables que puedan aplicarse directamente y con confianza a los problemas de los pacientes».

Una Big Science que permita poder volver a confiar en las revisiones sistemáticas sencillamente porque los ensayos clínicos en los que se base sean mínimamente confiables.

Pero la viabilidad de la Big Science requiere de colaboración y no de competencia que «produce rivales donde necesitamos socios»

La Big Science requiere transparencia y libre acceso y no «secreto, redundancia y desperdicio de recursos».

La Big Science debe poner por delante de los intereses privados la solución de los problemas de los enfermos, evitando privatizar el bien común que representan «ideas, recursos, datos, resultados..» 

La Big Science necesita de la colaboración y la confianza entre la práctica clínica y una investigación mínimamente impertinente, para que los ensayos se realicen directamente en los sistemas de salud y se pueda «prevenir el sufrimiento y el desperdicio de recursos».

«La atención centrada en el paciente exige evidencia práctica. Para producirla, debemos pasar de una cultura de la competencia a una de la colaboración: de la Little Science y la Big Data a la Big Science».