Todos los responsables (31 de 31) de la Red Cochrane Ibeoamericana creen que los mecanismos reglamentarios utilizados para expulsar a Peter Goetzche no están suficientemente desarrollados y han podido ser utilizados de manera no imparcial y sin las debidas garantías.
Estas circunstancias han provocado división dentro de la organización y críticas fuera de la misma que creen justificadas, por lo que la organización debe revisar y mejorar, de manera transparente y participada, su sistema de gobierno.
Piden a los actuales directores la formación de una Comisión Independiente que revise todo el proceso disciplinario, los criterios utilizados en la evaluación de la conducta del acusado y, de manera transparente y participada, establecer responsabilidades cuyas consecuencias puedan ser defendidas, tanto interna como externamente, por toda la organización, con el objeto de recuperar tanto la dañada imagen de la Colaboración Cochrane como la unidad interna.
Estimados miembros de Cochrane:
Los abajo firmantes, directores de los centros integrantes de la Red Cochrane Iberoamericana, hemos decidido compartir con Vds. nuestras reflexiones y propuestas acerca de los acontecimientos que últimamente han sacudido nuestra organización. Lo hacemos de manera libre y constructiva, utilizando los canales internos de comunicación y convencidos de que así contribuimos a mantener los principios que la inspiran y que la han convertido en una organización encomiable y referente para todo el mundo, a la vez que ejercemos la responsabilidad que tanto dentro como fuera de la organización se espera de nosotros.
El Governing Board de Cochrane acaba de expulsar a Peter Gøtzsche de la organización, además de desposeerle de su condición de miembro del Board y de director del Centro Cochrane Nórdico. El hecho de que Peter fuera miembro destacado de la Colaboración Cochrane y reconocido mundialmente, junto con la cobertura mediática y social de la noticia, ha dado gran trascendencia a la decisión. Sin embargo, más allá de nuestra relación con quien ha sido colega cercano durante tantos años, nos preocupan otros aspectos y cuestiones de este tema y nos suscitan diversas preguntas que necesitan respuesta.
Entendemos que, fundamentalmente, lo que más está en juego en este conflicto es aclarar cómo una organización que se dice y quiere ser inclusiva y transparente dirime un conflicto grave con uno de sus miembros que puede tener como resultado final su expulsión. Y también, cómo todos los miembros de esta organización están dispuestos a contribuir de manera leal y generosa a mejorar su funcionamiento y sus productos -en forma de revisiones sistemáticas y otros- para que la posición de Cochrane, una vez escuchadas e incorporadas las potenciales críticas o los diversos matices existentes, sea única y merecedora de alta consideración ante el mundo.
Aunque el proceso tiene sus raíces en un conflicto antiguo, se ha cerrado de un modo abrupto y negativo tanto para el afectado pero también para la organización. Con la información facilitada, tenemos dudas de que haya existido un proceso suficientemente adecuado y coherente con los principios de la organización para abordar un conflicto de esta naturaleza. Opinamos que las regulaciones internas de que dispone la organización para cualificar y juzgar las potenciales conductas inapropiadas de sus miembros son insuficientes, lo cual impide saber previamente cuáles son las faltas tipificadas, cuáles las sucesivas instancias que deben valorar los argumentos de las partes y cuáles son las sanciones más justas y proporcionadas para los comportamientos punibles que finalmente se hayan podido probar.
Cualquier organización (ej. un partido político, un sindicato, una confesión religiosa, la universidad) debe tener bien establecidos los mecanismos que garanticen un análisis objetivo de las acusaciones y defensas así como poder recurrir con las garantías necesarias ante un grupo o comisión neutral que sea diferente del implicado en el conflicto. Además, estos mecanismos y los procesos asociados deben ser transparentes y auditables, en la medida y el momento que la privacidad y confidencialidad de los implicados lo permitan. En nuestra opinión, es necesario pero no suficiente respetar los estatutos legales de una entidad: son imprescindibles también dosis suficientes de flexibilidad, ecuanimidad y generosidad para que las
decisiones tomadas sean las más beneficiosas en tiempo y forma y se reduzcan al máximo los daños colaterales.
Expulsar a un miembro de una organización nunca puede convertirse ni parecer un proceso sumario, urgente y sin la imprescindible transparencia, y sin duda, así es como nosotros y otras muchas personas de nuestra organización y ajenas a la misma hemos percibido el desenlace de este conflicto. Por ello nos preguntamos hasta qué punto el Board ha acertado con el proceso de comunicación interna y externa y si fue capaz de anticipar y, por tanto, de paliar, el indudable daño a la imagen de la Colaboración que este conflicto ha generado.
No queremos que Cochrane se convierta en una organización que acepte pasivamente las decisiones tomadas por sus dirigentes, sean quienes sean y que no existan suficientes mecanismos colectivos de discusión, de contraste y de control. Por el contrario, queremos ser una entidad viva que es capaz de abordar y discutir con madurez y honestidad los conflictos y los temas importantes como este y hacerlo de manera transparente, constructiva, flexible y enriquecedora.
Por todo lo expuesto, proponemos las siguientes tres medidas:
1. Que el Governing Board convoque elecciones inmediatas para renovar el conjunto de puestos vacantes en el Board y así dar la oportunidad a que se incorporen otras perspectivas y sensibilidades en el gobierno de la organización.
2. Que el nuevo Board nombre una comisión ad-hoc imparcial, sin participación de ninguna persona que haya sido parte directa en el conflicto, para que revise de manera independiente e inmediata todas las actuaciones relacionadas con este conflicto, dirima las posibles responsabilidades y que estas se asuman de manera consecuente.
3. Que el informe de la mencionada comisión sea conocido y debatido en las diferentes entidades Cochrane de modo que las conclusiones que se deriven de este proceso de discusión pueda ser incorporado a los reglamentos y procedimientos de la organización. Deberían quedar bien establecidas las normas que garanticen el debido proceso para que se objetiven las posibles faltas, se respeten los principios de presunción de inocencia, derecho a la defensa, igualdad efectiva de oportunidades para aportar pruebas e imparcialidad de quienes califiquen las supuestas faltas; y que las sanciones, de haberlas, sean proporcionales a las infracciones.
Muchas gracias por vuestra consideración.
Firmantes (31)
- Xavier Bonfill, director del Centro Cochrane Iberoamericano, España
- Gerard Urrútia, subdirector del Centro Cochrane Iberoamericano, España
- Juan Erviti, director del Centro Cochrane Asociado de Navarra, España
- Francisco Javier Ballesteros, director del Centro Cochrane Asociado del País Vasco, España
- Jesús López Alcalde, director del Centro Cochrane Asociado de Madrid, España
- Agustín Ciapponi, director del Centro Nacional Argentino y director del Centro Cochrane Asociado del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), Argentina
- Juan Franco, director del Centro Cochrane Asociado del Instituto Universitario Hospital Italiano de Buenos Aires, Argentina
- Gabriel Rada, director del Centro Nacional Chileno y director del Centro Cochrane Asociado de la Unidad de Medicina Basada en Evidencia, Chile
- Marcela Cortés, directora del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Chile
- Pamela Serón, directora del Centro Cochrane Asociado de la Universidad de la Frontera (UFRO), Chile
Julio Villanueva, director del Centro Cochrane Asociado de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile - Eva Madrid, directora del Centro Cochrane Asociado de la Universidad de Valparaíso, Chile
- Giordano Pérez-Gaxiola, director del Centro Nacional Mexicano y del Centro Cochrane Asociado del Hospital Pediátrico de Sinaloa “Dr. Rigoberto Aguilar Pico”, México
- Juan Garduño, subdirector del Centro Nacional Mexicano y director del Centro Cochrane Asociado del Hospital Infantil de México Federico Gómez
- Netzahualpilli Delgado, director del Centro Cochrane Asociado de la Universidad de Guadalajara, México
Norberto Carlos Chávez, director del Centro Cochrane Asociado de la Fundación Clínica Médica Sur, México - María Ximena Rojas, directora del Centro Nacional Colombiano y directora del Centro Cochrane Asociado de la Pontificia Universidad Javeriana, Colombia
- Héctor Iván García, subdirector del Centro Nacional Colombiano y director del Centro Cochrane Asociado de la Universidad de Antioquia, Colombia
- Iván Flórez, subdirector del Centro Cochrane Asociado de la Universidad de Antioquia, Colombia
- Edgar Debrey Hernández, director del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Nacional de Colombia
- Ricardo Hidalgo, director del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Tecnológica Equinoccial, Ecuador
- Daniel Simancas, subdirector del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Tecnológica Equinoccial, Ecuador
- Mario Tristán, director del Centro Cochrane Asociado de la Fundación Instituto Centroamericano de Salud Internacional, Costa Rica
- Pedro Mas Bermejo, director del Centro Cochrane Asociado del Instituto de Medicina Tropical “Pedro Kourí”, Cuba
- César Loza, director del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, Perú
Oscar Gianneo, director del Centro Cochrane Asociado del Fondo Nacional de Recursos, Uruguay - Pilar Navía, directora del Centro Cochrane Asociado de la Universidad Mayor de San Andrés, Bolivia
- Antonio Vaz Carneiro, director of Cochrane Portugal
- João Costa, co-director of Cochrane Portugal
Hay al menos dos niveles de valoración. Al modo de los fractales, la organización Cochrane refleja, con todos sus aciertos y defectos, forma y funciones de una estructura de mayor escala, llamémosla ciencia.
El primer nivel de valoración corresponde a sus miembros, cuestión interna cómo resuelvan su crisis. Como particulares externos, ni entramos ni salimos.
En el segundo, sí. Llama la atención la presteza y determinación con la que en pocos años se están llevando a cabo actuaciones extremas de difícil reversión. Hay prisa por dejar las cosas atadas y bien atadas, fijar rígidos marcos de «lo aceptable» en conductas personales y en actuaciones profesionales, uniformizar, atajar la diversidad en origen.
Un tanto retóricamente, se pregunta uno ¿para quien o para qué resultarán comportamientos «perturbadores» (Cochrane dixit) lo que hacen Gøtzsche y, por extensión, todos los discrepantes defenestrados y defenestrables en el altar de la «ciencia»? Como queda acertadamente referido en este blog, mejor que transparencia y declaración de intereses es la ausencia de estos. «No aceptamos financiación comercial o conflictiva», leemos en la web de Cochrane, antes de encontrarnos entre sus top-colaboradores con la (diríase inevitable) «fundación». Cierto, el listado incluye a la WHO y a toda una serie de respetables instituciones que, en efecto, no se corresponden con «organizaciones comerciales, como compañías farmacéuticas», manifiesta Cochrane con (queremos pensar) candidez o (quién sabe) cinismo. Pero, ¡ay!, ¿quién financia a tales filantrópicos colaboradores no «comerciales», no «compañías farmacéuticas»? Bienaventurados ellos, porque suyo ES el reino de los cielos. Y éste.
Urge instaurar nuevos órdenes. A diferentes escalas y niveles sociales se está llevando a cabo, justificadas por la diplomacia «científica», actuaciones asimilables a una auténtica blitzkrieg (guerra relámpago). Basten 3 botones de muestra:
– El «Governing Board» de Cochrane expulsa a Gøtzsche en forma tan «abrupta» que levanta ampollas entre los suyos.
– La Organización Médica Colegial expulsa al ejercicio médico no convencional de secciones y grupos de trabajo colegiales, en la campaña relámpago, pública e indiscriminada de su erradicación.
– La penúltima: «Parlamento basado en la evidencia». En un pispás, un grupo de presión (lobby) hasta la cocina. «Creando una necesidad donde no la hay», su coordinador dixit. El poder legislativo al servicio de una «ciencia» manipulable y erigida en mandamás del cotarro, la misma que seguirá expulsando con pasmosa facilidad y desvergüenza lo que no le conviene. Pero vestida de legalidad.
Y en las diferentes escalas de la sociedad civil, a modo de fractales a punto de claudicar, todos salpicados pero contentos.