La semana pasada fue el “día mundial contra el cáncer” y llamó mucho la atención la cantidad de noticias a la vez, de distintos medios, que venían alertar sobre las decenas de miles de españoles que andan por la calle tan tranquilos sin saber que son, en realidad, enfermos de cáncer.
Según estas informaciones no solamente portaban una enfermedad mortal sino que era una enfermedad abocada a ser diagnosticada de forma tardía, lo que reduciría sin lugar a dudas sus posibilidades de supervivencia.
Por si fuera poco, a un ya desgraciado destino se le unía además esta circunstancia agravante.
En realidad esto ya lo habíamos oído otras tantas veces y no sólo en cáncer sino para cada una de las enfermedades: el preocupante infradiagnóstico que nos amenaza. En esta ocasión la excusa es la COVID. Las otras veces, nos cuentan, es por la dejadez del paciente al que se le anima a consultar ante cualquier nimia percepción y por la incompetencia, cómo no, del médicx de familia que no le hizo caso, que no le pidió pruebas y que no le mandó al especialista.
Esta película la llevamos viendo proyectada décadas.
Paradójicamente, los defectos de la medicina de los países ricos no se constituyen por los defectos sino precisamente por los excesos, pero todavía quieren más, como un animal hambriento que nunca se sacia.
La coalición industrial y mediática tiene especial apetencia por incrementar el diagnóstico aunque no puedan hacer correlaciones de la misma estirpe en la reducción de la mortalidad para el proceso diagnosticado. Hemos visto algunos ejemplos claros en los últimos años en el área precisamente de la oncología: próstata, melanoma, mama (en este caso matizado por los avances en los tratamientos) o cérvix. Este paradigma, crea, consecuentemente legiones de «supervivientes al cáncer» cuyo simbolismo perpetuará aún más este círculo.
En la avalancha periodística referida se confundía y se metía en el mismo saco el diagnóstico oportuno y el precoz y se seguía insistiendo en la importancia de los screening como grandes programas salvadores de vidas por más que se haya comprobado por activa y por pasiva que sus resultados son en general muy cuestionables y en el mejor de los casos escasamente beneficiosos. Tras décadas centrados en el de tumores como ovario o próstata (ahora ya abandonados por falta de evidencia), mama (aceptado que no ocupa aquel lugar al que venía siendo asignado), cérvix (larga historia natural que no es obstaculizado por un confinamiento duro de tres meses) ahora toda la propaganda se ha desplazado al de colon. Algo es algo.
Lo primero, como decía, que llamaba la atención era que a todos los medios se les hubiera ocurrido arrojar luz sobre tal objeto de investigación y que todos trasladaran sus conclusiones al unísono a la opinión pública.
Evidentemente esto no sucede de tal manera. En realidad las noticias, y sobre todo las noticias en salud, se cocinan en un lugar y desde ahí salen despedidas automáticamente y por un canal establecido (institucionalizado, en fino) a una gran cantidad de medios que las reciben, las reelaboran, las interpretan y las difunden.
Más que de noticias o de investigación se trata casi de campañas.
Los grandes cocineros de noticias en salud y el gran servidor de contenidos a los medios de comunicación son las Sociedades Científicas, a instancia de otros actores segundos que más tarde desvelaremos.
Las Sociedades Científicas son los actores por antonomasia científicos, mediáticos, de autoridad y confianza al que se recurre. Las Sociedades seleccionan y agregan a los mejores o más mediáticos especialistas del ramo para que difundan de manera efectiva sus mensajes.
También, y en NoGracias lo sabemos bien porque lo hemos estudiado con ahínco, es el actor fundamental de la influencia.
Pues entonces, evidentemente, donde había que buscar el origen de tales informaciones era en el epicentro de los mensajes, que en este caso era la Sociedad Española de Oncología Médica.
Estas informaciones estaban principalmente referidas a un estudio observatorio acerca del tema. Se puede consultar aquí.
¿Qué es lo que dice el informe en relación a la cuestión que nos ocupa?
“En España, el cáncer es también una de las principales causas de morbi-mortalidad. El número de cánceres diagnosticados en España en el año 2021 se estima que alcanzará los 276.239 casos, según los cálculos de REDECAN, un número muy similar al del año 2020 (Tabla 1). Sin embargo, igual que a nivel mundial, la realidad puede ser ligeramente diferente ya que esta estimación no incluye el posible efecto de la pandemia de la COVID-19. Del mismo modo, como las estimaciones de la incidencia se realizan a partir de proyecciones realizadas con datos de años anteriores, las estimaciones de la incidencia presentadas en “Las cifras del cáncer en España, 2020” muy probablemente no se correspondieron con la que finalmente fue la realidad”.
“Por ejemplo, a causa de la pandemia de la COVID-19 los programas de cribado de cáncer se vieron afectados en mayor o menor grado por lo que, con toda probabilidad, el número de cánceres colorrectales y de mama finalmente diagnosticados en 2020 fue menor al esperado. Todavía no está claro cómo todo esto afectará al número de diagnósticos de cáncer del año 2021. Así pues, las estimaciones de incidencia que se presentan en esta publicación deben entenderse como la incidencia que habría este año 2021 si no hubiera habido factores que hubieran alterado o todavía alteraran las posibilidades diagnósticas del sistema sanitario”.
Conclusión: este informe, al que van referidas buena parte de las noticias, en ningún momento menciona avalando con datos que la pandemia haya afectado al diagnóstico de los procesos oncológicos. Cuanto más, se permite en lanzar alguna conjetura.
¿Dónde podemos encontrar otra fuente de información al respecto a la que van referidas gran parte de las noticias?
En este otro estudio.
¿Quiénes son los autores, cómo es y qué dice? Varias Sociedades Científicas y la AECC realizan este estudio descriptivo, observacional, en el que se miden una serie de variables en comparación en dos períodos mediante cuestionarios, no datos oficiales de registro:
- Marzo, Abril, Mayo y Junio de 2019.
- Marzo, Abril, Mayo y Junio de 2020.
Las variables que se decidieron representativas para este objeto de estudio fueron: primeras consultas en servicios oncológicos, consultas telefónicas y presenciales en servicios oncológicos, realización y diagnósticos en servicio de Anatomía Patológica por “citología” y “biopsia”, número de trasplantes “hematológicos”, tratamientos con quimioterapia, tratamientos con radioterapia y reclutamiento de pacientes para ensayos.
La participación de las unidades hospitalarias propuestas fue escasa y desigual para cada una de las variables, lo que cuestiona la validez y fiabilidad del estudio en cuestión, pero bueno.
¿Qué resultados se obtuvieron?
Pues lo que uno podría pensar que se esperaría en esta situación. Nunca nuestro sistema sanitario se había enfrentado a una situación tal en la historia reciente. Una enfermedad nueva que causaba un despliegue sin precedentes de la actividad asistencial hacia estos nuevos pacientes. Es fácil pensar, por ejemplo, que una buena parte de los recursos humanos en el ámbito hospitalario del “mundo” de la oncología (oncólogos, oncólogos radioterapeutas, enfermería…) se desplazaron a la atención de estos nuevos pacientes, como es totalmente lógico.
Pero…¿estos resultados descriptivos y observacionales implican causalidad? ¿Son significativos los resultados? ¿Se ha estudiado con un diseño y una metodología adecuada?
Y sobre todo… cuando cesó el confinamiento duro (mayo-junio) y la incidencia de la enfermedad fue más suave ¿se recuperaron aquellos diagnósticos perdidos? ¿El sistema se fue readaptando en el mundo de la oncología al igual que en otras tantas áreas de especialidad? Pues lo lógico es pensar que así fue, en mayor o medida. O al menos en su mayor parte, si no lo es en cada uno de los casos. Cualquier servicio, cualquier hospital, cualquier dispositivo asistencial se ha esmerado en esta tarea, como es lógico y normal. Pero no se sabe, porque no se ha estudiado. ¿Este retraso de 1, 2, 3 o 4 meses en una parte de los pacientes ha provocado daños significativos? ¿Ha aumentado o aumentará significativamente la mortalidad por esta circunstancia? ¿Se ha estudiado en nuestra población con nuestro sistema sanitario? ¿Por qué se infiere a partir de unos datos de descriptivos acotados a un período de tiempo (1ª ola) al período total (totalidad de la pandemia)? ¿Tiene alguna validez esa inferencia? ¿En qué se sustenta? Es un establecimiento de equivalencias falso en toda regla.
Y eso que no hay datos. Parece ser que las conclusiones están claras antes del estudio.
No saben ni si se produce el hecho y ya están previendo que se vayan a producir las consecuencias del hecho. Eso tiene un nombre.
Más;
la verdad de corazón que me gustaría no ser mal pensado y no creer que esto es una fake new (una noticia con una cierta base real que se manipula para terminar comunicando algo totalmente diferente).
Conocemos que los fabricantes natos de fake news en el ámbito sanitario son las “élites sanitarias” en último término: las industrias y los actores privados. Todos ellos utilizan un entramado que intermedia entre sus intereses y los pacientes y la opinión pública: las asociaciones de pacientes y las Sociedades Científicas con sus Key Opinion Leaders. Las consultoras de comunicación se pagan para que se ensamble bien y se distribuya el mensaje.
¿Estaríamos ante un caso tal? ¿Aparecen por algún lado en este extraño suceso? Pues evidentemente sí.
Vemos cómo se ha constituido una alianza de Sociedades Científicas (Red-C) para poner coto a este “problema”. Es la maniobra clásica de: construye un problema y explicita la solución (en la que justamente tú formas parte).
Atención a la agresividad y a la exageración del mensaje de esta iniciativa de la Red-C:
¿Quién es la mano que mece? La industria, en este caso Novartis.
Para hacernos una idea Novartis pagó a la Sociedad Española de Oncología (vía su Fundación) en los tres últimos años 610.000 euros.
¿Quién más? Pues SI-Health. ¿Qué es? La consultora de Rafael Bengoa. Una empresa que parte de la premisa que el actual modelo es insostenible y que presenta ante la opinión pública, los profesionales y el mismo sistema múltiples problemas de los que ellos tienen justamente la solución.
¿Quién más? Pues una consultora de comunicación contratada para la iniciativa.
¿Qué es de lo que se trata en el fondo? De la intención de implantar un programa de gobernanza híbrida (como en otras áreas de política sucede, como en otros países de otras tradiciones políticas sucede y como sucede en las transformaciones contemporáneas de los Estados) en el que el Estado comparta su poder de toma de decisiones con estos actores privados que reclaman su cuota de influencia para poder maximizar sus beneficios.
Las políticas sanitarias han quedado de momento a salvo de este tipo de iniciativas (del mercado) por algunas razones.
Ellos lo intentan. Pero nosotrxs no nos chupamos el dedo. En realidad son oportunistas que se sirven de una circunstancia tan impactante como la COVID para mejorar su posición de mercado. Lo hemos visto con el intento de aprovechar la coyuntura para cambiar a los pacientes a los nuevos anticoagulantes o cuando veían que el chiringuito de las vacunas no financiadas se les caía con la pandemia.
Coda final: entre las Sociedades Científicas resulta esperpéntico ver a la Semfyc, a la que se le supone cierta reputación y credibilidad entre las Sociedades de Medicina Familiar (en contraposición a las demás).
La estrategia de comunicación que hemos desmenuzado anteriormente lleva, además, por rasgos:
- Decir que la Atención Primaria está cerrada y que no se está atendiendo a estos pacientes como se debe.
La vicepresidenta de la SEOM en TVE: «si se tienen síntomas hay que ir a los hospitales» Pero esta gente… ¿en qué mundo vive jj?
Parece ser que se omitió en las informaciones ofrecidas que según el estudio los oncólogos tuvieron también un cese parcial de sus actividades habituales por las circunstancias, como es normal.
- Ilustrar las informaciones con desgraciados casos particulares que se presentan como la tónica dominante (sesgo de selección: selección deliberada de los casos en consonancia con la teoría que se presenta, elección de casos basados en los valores de la variable dependiente). Manipulación y mal periodismo.
Este tipo de situaciones de retraso diagnóstico constituyen el desvelo de la mayor parte de los profesionales y así se actúa para evitarlas lo más posible.
Ver al presidente del Semfyc en el Telediario de TVE dando la razón a este argumento y ayudando a construir la maniobra descrita a lo largo de este post resulta realmente desagradable.
No dejen de leer también: https://rafabravo.blog/2021/02/05/wysiati-lo-que-ves-es-todo-lo-que-hay/
Hasta luego.
Roberto Sánchez es presidente de NoGracias.
Artículo interesante y que incide parcialmente en algunos hechos importantes de la sociedad actual, como el papel de la prensa en su asociación meretriz de intereses partidistas. Solo que, esta última asociación mercantil periodística mercenaria de pluma de alquiler, no se da sólo en el ámbito sanitario farmacológico, sino que es escandalosa en el político sectario, cuestión que se aprovecha muchas veces por los mismos que la denuncian en otras competencias. Y es que el que esté libre de deformación ideológico sectaria, que tire la primera piedra.
Pero yendo al grano del tema médico:
¿Ha habido o no ha habido retraso diagnóstico en enfermedades bajo la presión de la epidemia?
¿Han funcionado o no han funcionado los centros de salud con normalidad asistencial?
Y ¿es bueno o no es bueno diagnosticar procesos oncológicos cuanto antes?
Diagnosticar, todo y siempre se diagnostica. Lo malo es que a veces por la recomendación de la portera para que el inquilino vaya al médico porque se ha puesto amarillo.
Las correas de transmisión del Negocio siguen perfectamente lubricadas y operativas, al punto de que los 610.000 € (¡en 3 años!) referidos no parece ni un coste oneroso ni una inversión arriesgada, para una entidad profesional con tal peso en esa llamada Red-C, quizás sucursal de Red-€$. Casi parece el chocolate del loro.
Se sospechaba: la “ciencia” tenía un precio.
¿Cuánta credibilidad pueden despilfarrar “sociedades científicas” sometiendo autonomía, prioridades y actuaciones a la agenda comercial de sus cofinanciadores, antes de que la sociedad deje de confiar? Las sociedades, no sus competentes, entregados miembros. Ahora, aprovechando que el murciélago de Wuhan sobrevuela también el “día del cáncer”, ala, a hacer campaña.
El daño que está haciendo la pretensión de someter a TODA la Medicina (no solo a la llamada no convencional) a los solos, exclusivos y excluyentes dictámenes de esta “ciencia”, no es colateral. Es, propiamente, el objetivo. La misma ciencia pergeñada en las mismas cocinas que esas noticias en salud, por los mismos cocinerosos.
¿A cuántos médicos discrepantes de los relatos “oficiales”, de la narrativa “científica” tendremos que ver expedientar desde sus propios colegios médicos antes de decir basta? Los mismos colegios que deberían proteger su, nuestra independencia profesional de intereses ajenos al bien del paciente, su/nuestra libertad de conciencia y de opinión/expresión. Por supuesto, con una regulación que debe proceder de las bimilenarias deontología y ética médicas, no de una “ciencia” tributaria del Negocio y actualizada al Dow Jones.
Con todo y el daño que ayudan a hacer, no son los plumillas que difunden en los medios propaganda como “noticias en salud”. Quienes nos los deben poner como escarpias son los que alimentan el horno crematorio de la independencia del médico, la libertad del ciudadano y la autonomía del paciente. Desde fuera y (¡Oh, Hipócrates!) desde dentro de la profesión.
Así que ándese con cuidado, Sr. Sánchez, que sus afirmaciones en esta entrada no están avaladas por la ciencia.
Solo por eso, por la necesidad de despejar esta espantosa tiniebla que ya tenemos encima, si espacios como NoGracias no existieran tendríamos que inventarlos. Valga el tópico.
Gracias, no. Lo siguiente.
Yo me imagino que si la pandemia en Corea del Sur suspendiese el cribado de cancer del tiroides en los periódicos podría salir la siguiente noticia:
Por culpa de la pandemia solo se diagnostican la cuarta parte de los canceres de tiroides
Y rizando el rizo podría haber otro titular
El que los médicos de familia no exploren los cuellos de los pacientes han contribuido a este infradiagnostico..
Gracias Roberto sic transit Gloria mundi
Carlos Merino
Médico de familia
Lo que nunca saldría en los periódicos es que la mortalidad ha sido la misma y se ha comprobado que han disminuido los hipoparatiroidismo y las disfonias.
En fin
Carlos merino