Tengo que decir, antes de nada, que admiro profundamente a Juan Antonio Ortega (JAO) y lo considero mi amigo. JAO es un médico ilustrado que ha sabido conjugar cinco roles complementarios cada uno de los cuales justifican mucha vidas. Desarrollar los cinco de manera notable solo es posible para personas especiales (seres humanos distintos a los que antes llamábamos genios): investigador riguroso, docente apasionado, clínico empático y perspicaz, divulgador científico brillante y activista ciudadano incansable y comprometido.
Cada uno de estos roles están al servicio de una visión, abrumadora por su lucidez y coherencia: la Salud Planetaria. Algo que obviamente son palabras mayores y que necesita además de todo lo anterior, vocación de profeta. El profeta tiene algo de trágico porque ve con clarividencia lo que otros no son capaces ni de entender y asume su papel de faro aislado, de voz en el desierto, de adelantado e incomprendido, inevitablemente todo, impregnado de una cierta poética soledad sonora.
Pues su libro «Llamando a la tierra, llamando a la tierra: Una aproximación al modelo de la Salud Medioambiental» tiene mucho de poesía porque, acertadamente, desde el principio asume el autor que pasión y razón solo pueden conjugarse juntas, para ser creíble, desde las metáforas:
«Me gusta la aventura de la vida, me gusta la incertidumbre y los riesgos que es preciso asumir para enfrentar el viaje de la innovación. Me gustan las raíces, tocar la tierra y abrazar los arboles. Sueño con horizontes sólidos a mis espaldas»
Como Ivan Illich (otro profeta), su obra se construye sobre la crítica del modelo asistencialista sanitario y la expropiación de la salud que esta perspectiva (cuando es hegemónica e hipertrofiada) genera:
«Esta transformación del concepto, desliza el pivote del modelo sanitario, basado actualmente en la prestación de Servicios Sanitarios, hacia la mayor participación de los individuos y comunidades en la salud que decidan tener… se convierte en la esperanza de conocer, adaptar, luchar y superar los desafíos cambiantes de las etapas vitales, con la finalidad de conseguir ciudadanos más productivos con un envejecimiento más saludable y en armonía con la naturaleza»
La vocación de JAO es la transformación y la búsqueda de soluciones para lo que «es necesario huir del alarmismo y sensacionalismo con la misma energía que del tranquilismo y negacionismo». Esta transformación no solo puede estar sustentada en hechos científicos (que se convierten con frecuencia en «lágrimas secas» como dice el autor) porque «en las enfermedades medioambientales crónicas o multifactoriales, establecer la relación causal con los contaminantes ambientales ha estado llena de dificultades metodológicas y ha creado debates científicos y sociales polarizados» .
JAO no explica qué alternativa racional existe ante esa ciencia reduccionista incapaz ante los retos planetarios. Y tener una epistémica alternativa es importante sino se quiere ser acusado de especulativo. Creo que es una de las carencias del libro: la falta de propuesta metodológica alternativa para la medicina medioambiental que, en mi opinión solo puede venir del marco epistemológico de la ciencia pos-normal y del paradigma de la complejidad
Utiliza el concepto de metainflamación que ciertamente incorpora teorías muy productivas como la alostasis pero echo de menos cierta pedagogía para intentar superar el enfoque fisopatológico mecanico- reduccionista que domina la medicina.
Es muy interesante su crítica a la teoría social de la medicina en el sentido de su cierta incapacidad para no convertirse en una buena excusa para el productivismo extractivista:
«Nos guste o no, la teoría social ha mantenido al margen y se ha resistido a incorporar la dimensión medioambiental o la deja en un reducto periférico… (esta marginalidad) ha hecho que la naturaleza sea considerada durante décadas un almacén de recursos. El sacrificio de los ecosistemas y de la naturaleza, en verdad ha sido justificado en pro del avance social»
La alternativa que propone bebe de las bases conceptuales de la ecología profunda:
«Este modelo de Salud centrado en la preponderancia de la Humanidad sobre la Naturaleza ha contribuido a mantener separadas las políticas de Salud y de Medioambiente»
Este enfoque le permite desarrollar uno de los conceptos más novedosos de su obra: lo que denomina «nuevos elementos esenciales para un modelo de galaxia espiral para la Salud Planetaria»: tiempo profundo, evolución natural, hiperobjetos u objetos mundo y el clima. Estos elementos pretenden superar la antropocéntrica conceptualización de salud centrada en los determinantes sociales mediante una vibrante visión sistémica.
El libro contiene múltiples retos a las concepciones analíticas estándar como es el ambioma, “el conjunto de elementos no genéticos, cambiantes, que rodean al individuo y que junto con el genoma y proteoma conforman el desarrollo y construcción del ser humano o pueden determinar la aparición de una enfermedad”. Es brillante el eslogan de las 4Aes que componen en ambioma: AIRE, ALIMENTOS, AGUA Y AMOR.
JAO ilustra sus afirmaciones con cifras, ejemplos concretos, tablas y gráficos que hacen la lectura muy amena y asequible. Es bellísimo su argumentario sobre la necesidad de enraizar, uno de los elementos -junto con la participación, la anticipación y la concreción- que permitirán la naturalización de los sistemas de Salud:
«La desnaturalización de los modelos de salud hace que cuando usamos la palabra vegetal tenga una connotación ofensiva: quedarse como un vegetal significa carecer de todas las facultades sensoriales y motoras. Ser igual que las plantas. Sin embargo las plantas han desarrollado habilidades y sentidos que responden a estímulos sensoriales y registran gran número de parámetros medioambientales»
Como el Pulitzer de 2019, Richard Powers, en su inspiradora novela «El clamor de los bosques», JAO otorga a las plantas «una inteligencia avanzada» que deberíamos tratar de comprender mejor:
«La autoconciencia de que somos una especie con capacidad de transformar las relaciones y traspasar los límites planetarios ayudará a crear una nueva relación más híbrida y basada en una inteligencia más colaborativa con la Naturaleza como si fuésemos sus raíces apicales»
Los capítulos relacionados con aspectos prácticos como qué es y cómo se pone en marcha una Unidad de Salud Medioambiental (capitulo 8), cómo proteger el desarrollo del humano desde la concepción hasta la adolescencia (capítulo 9), recomendaciones para un embarazo y lactancia ecológicos (capítulo 10), qué es la salud medioambiental escolar (capítulo 11) o cómo generar proyectos de Eco-Salud son verdaderas joyas que combinan experiencia y ciencia.
En definitiva, JAO es sin duda un profeta pero, a diferencia de los profetas del antiguo testamento, sus profecías están basadas en las mejores evidencias. JAO es conocedor profundo de las teorías científicas más apasionantes y ha demostrado una enorme capacidad para divulgar y concienciar, pensar y hacer, investigar (análisis) y conceptualizar (síntesis).
Un médico extraterrestre o, mejor dicho, un médico planetario en todo el amplio sentido de la palabra que actualiza la medicina hipocrática medioambiental combinando belleza, amor, pasión, razón y rigor.
¿Quién da más?
Gran libro (fabricado, por cierto, con papel procedentes de algas) que merece ser un superventas desde ya.
No se lo pierdan.
Abel Novoa es médico de familia