El gasto farmacéutico hospitalario está totalmente fuera de control. Hace unos años se pensaba que podría ser aproximadamente 1/3 del gasto en medicamentos ambulatorios, pero la cifra parece que es más elevada y se acercaría a la mitad, con un crecimiento en los ultimos 4 años de un 55%. Varios son los problemas.

El primero, como hemos denunciado en nuestro documento «41 medidas»  es la falta de transparencia en los datos. Al contrario que con el gasto ambulatorio, no conocemos datos exactos, lo que hace muy difícil su control. El segundo es que la descentralización de la toma de decisiones sobre financiación de medicamentos no parece que contribuya a que éstas sean más racionales sino, si cabe, más opacas y susceptibles de «presiones». Incluir uno u otro medicamento en un hospital depende de la Comisión de Farmacia de cada Centro en la que, con frecuencia, no aceptar la inclusión de un fármaco supone conflictos personales con otros compañeros que los proponen, lo que hace difícil «contener» las ansias de innovación de algunas especialidades. Es necesario que estas Comisiones no sean tan «cercanas» sino que puedan constituirse para varios Centros. En tercer lugar, además de la fragilidad intrínseca de la toma de decisiones, éstas se hace con mínimo apoyo de las direcciones y, casi siempre, con procedimientos de evaluación «susceptibles de mejora». En cuarto lugar, el sistema de financiación de la innovación hospitalaria debe cambiar. En  nuestro documento de «41 propuestas» recordábamos la posibilidad de realizar contratos de riesgo compartido, es decir, introducir con evaluación y seguimiento las novedades, implicando al proveedor y descartando aquéllas que finalmente prometen más de lo que dan. En quinto lugar: es un lugar común decir que falta financiación en la sanidad pública española respecto a la utilizada, en porcentaje de PIB, en la Unión Europea. Sin embargo, en realidad, el gasto hospitalario está al nivel europeo (el medicamentos lo sobrepasamos). La infrafinanciación relativa en España es a costa del gasto dedicado a Atención Primaria, salud pública, gestión (sobre todo evaluación) y honorarios en recursos humanos.

Pues eso. Mas control del gasto hospitalario, sobre todo tecnología y nuevos medicamentos, con evaluación y conocimiento. Más dinero para sanidad, sí. Pero no igual para todas las partidas. 

Abel Novoa