Comentarios de Pepe Martínez: Gracias a la web chilena «Médicos sin Marca» http://www.medicossinmarca.cl/ acabo de leer el artículo Are Medical Conferences Useful? And for Whom? (¿Son útiles las conferencias médicas? ¿y para quién?), publicado por JAMA en marzo de 2012.

En el mismo se cuestiona el impacto formativo que producen en el profesional todo ese conjunto de eventos que van desde las conferencias, seminarios o charlas puntuales hasta los grandes congresos médicos que se producen en un número incalculable a lo largo y ancho del mundo. El autor afirma que, aunque sus fines son loables (difundir y avanzar en la difusión e intercambio del conocimiento), no hay evidencias que confirmen que sirvan para alcanzar los objetivos deseados y sí alguna en sentido de que pueden ser perjudiciales para la atención médica y la salud de los pacientes.

Entre los argumentos que aduce, sitúa el escaso valor que tienen los resúmenes de los artículos (150-400 palabras) para que los comités científicos puedan juzgarlos en toda su valía, por lo que sus resoluciones están muy influidas por un “valor sentimental”. A esto se añade el alto porcentaje de artículos que sólo tienen elaborados los resúmenes y no son publicados como texto completo o una situación bastante habitual como es que se presenten resúmenes prematuros e imprecisos antes de concluir la investigación y que, una vez finalizada, se contradigan los resultados de los resúmenes.

También habla del liderazgo de los expertos y que esta condición de experto puede estar más relacionada con su “capacidad de navegar en los círculos de poder” que en el mérito científico, el trabajo duro y originalidad de pensamiento.

“Poder e influencia están muy presentes en este tipo de reuniones”, por eso, no sorprende que la industria farmacéutica y la de biotecnología aprovechen la oportunidad que les brindan estas para involucrar a miles de médicos en ejercicio en sus intereses industriales, mediante la publicidad directa (stands), la infiltración de los programas científicos o los simposium satélites.

Tras comentar la enorme proporción de ponentes con conflictos de intereses declarados o no declarados que se concentran en estos eventos, penetra en los efectos económicos que se derivan de las recomendaciones que estos ponentes promueven en función de intereses no puramente científicos.

El autor propone la alternativa del uso de las TICs “En la era electrónica en la que la información se puede compartir en todo el mundo al instante, la contribución de los grandes congresos médicos a la difusión y promoción de la ciencia no está clara”. Pero va más allá y llega a proponer la exclusión de los comités de organización [y científicos] y de la dirección de las mismas sociedades científicas a todos aquellos investigadores con algún lazo con la industria en los últimos tres años.

Por último, John P. A. Ioannidis, defiende la necesidad de diseñar estudios formales para evaluar qué tipo de reuniones u otros métodos de difusión de la investigación y la educación funcionan mejor en la formación médica, la mejora de la atención médica y el controlar los costes sanitarios.

En fín, aunque este tema ya lo he tratado en otras entradas del blog, da gusto comprobar como JAMA publica cosas parecidas.