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   Zoraida el 23 marzo, 2021 a las 21:21

   Me encantan la claridad y la sencillez con la explican temas tan delicados como la salud y las políticas que regulan la misma.
   Tengo 3 hij@s, l@s mayores nacieron en 2004 y 2005 en Avilés, me pusieron oxitocina, y ello fue de la mano de una episotomía para cada parto, 6 y 4 puntos respectivamente, y me siento afortunada, pesaron 2900 y 3350.
   Nacieron mis bebés y casi sin poder admirarlos se los llevaron para hacer los test, limpiarlos y enfundarlos cuál morcillas. La mayor era puro nervio, no quería comer, me acosaron dos días y empujaron a una lactancia de biberón cuando no era mi elección, era madre primeriza con una episotomía, sola y con una niña que sentía cómo me sentía. El segundo salió afónico del hospital de todo lo que chilló y protestó cada vez que me lo quitaron para bañarle y echarle una espantosa colonia por la cabeza. No pudieron hacerle la prueba de audición porque no paraba de gritar, solo quería estar con su mamá, piel con piel, tranquilo, sin tiempos de baños o pruebas.
   La tercera nació en el mismo hospital en 2013. Todo había cambiado, nada de oxitocina, el papá a mi lado desde el minuto 1, pude elegir la postura en la que dar a luz, nada de enemas, pesó 4kg y midió 52cm, solo me dieron un punto por fuera, gracias a la excelente labor de la matrona. Nada más nacer me la pusieron encima, ambas desnudas, piel con piel, enseguida buscó su alimento, fue una sensación maravillosa, nada de baños ni de ropas aislantes de cariño.
   A esto es a lo que tienen que aspirar las políticas sanitarias, a la humanidad, al afecto, al contacto, porque es tan importante como la parte técnica/científica.
   Me gusta mucho leeros.
   Os animo a seguir en esta línea.
   Un abrazo

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