Hace más de un siglo y medio que se conoce que la causa del cretinismo, endémico en numerosas zonas recónditas de nuestro planeta por aquel entonces, era la casi total ausencia de yodo en la dieta humana. Entre los años 60 y 80 del pasado siglo, se realizaron los primeros estudios que demostraron que dicha enfermedad, que lastraba el futuro de comunidades enteras, se podía evitar administrando yodo en forma oleosa en pinchazos intramusculares. Esta y otras medidas de salud pública, como promover la elaboración del pan con sal yodada en vez de sal común, favorecieron que el mapa de extensión del cretinismo fuera achicándose de manera espectacular.

En 1983, el médico australiano Basil Hetzel, que veinte años antes había sido invitado por el gobierno de Papúa Nueva Guinea para estudiar cómo erradicar el cretinismo en este país, publicó en la revista The Lancet un artículo en el que lanzaba la hipótesis de que simples déficit de yodo, sin llegar a los límites paupérrimos que provocaban el hipotiroidismo congénito, podían estar detrás de numerosos casos de aborto y de niños sordomudos, cretinos, ignorantes y enanos. La propuesta de considerar estos problemas como «trastornos por déficit de yodo» era intrépida, pero tuvo muy buena acogida en la comunidad científica. El problema es que «solo» tenía un par de ‘pequeñas’ pegas: que dichos problemas no tienen solo la falta de yodo entre sus múltiples causantes, y que hasta la fecha no se han realizado estudios clínicos para evaluar si dar yodo a las embarazadas revierte o evita estos trastornos en el futuro hijo.

Esgrimiendo la bandera de la medicina preventiva y con el apoyo y beneplácito de la ONU, los científicos del yodo lograron manosear nada menos que la declaración de los derechos del niño. Convencieron a todos de que:

1) Todo niño tiene derecho tiene el derecho a una cantidad adecuada de yodo en su dieta.

2) Toda madre debe tener una nutrición adecuada de yodo para evitar que el niño tenga un desarrollo mental afectado por una carencia de este micronutriente esencial.

3) Los estados tienen la obligación de garantizar dichos derechos.

Inicialmente, los popes del yodo abogaban por la yodación de la sal, pero al constatarse de que eso no era suficiente para conseguir unos niveles considerados arbitrariamente como «normales», se dio el pistoletazo de salida a toda la gran maquinaria de fabricación de suplementos de yodo en pastillas para embarazadas. Todo valía con tal de conseguir el reto de garantizar el «derecho a la yodación universal».

Mapa mundial del estado nutricional de yodo en 2014. Obtenido de http://www.ign.org/index.cfm

La siguiente pirueta vino con el cambio de siglo. El objetivo no era ya prevenir una enfermedad como es el cretinismo, casi erradicado; ni siquiera evitar un cajón de sastre de entidades diversas como los «trastornos por déficit de yodo». Ahora se trataba de mejorar el coeficiente intelectual y el desarollo psicomotor de los niños sanos. Hipertrofiar sus cerebros y estrujar sus glándulas tiroideas para crear futuras tropas de personas más listas, productivas y eficientes. El retorno postmoderno del sueño eugenésico.

Aunque, de nuevo, los estudiosos del yodo se han topado con la misma piedra: ni aunque disfracen los resultados estudios clínicos de mil maneras diferentes, se ha logrado demostrar a las claras que atiborrar de yodo a las madres consigue que los niños les salgan tan perfectos.

 

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– Amarilla M. Yodo y Salud en el siglo XXI. Madrid: European Pharmacetical Law Group; 2004.

– Angermayr L, Clar C. Iodine supplementation for preventing iodine deficiency disorders in children. Cochrane Database Syst Rev. 2004;(2):CD003819.

– Escobar del Rey F, Morreale de Escobar G. Yodación universal de la sal: un derecho humano de la infancia. Endocrinol. 1998;45:4-16.

– Gavilán E, Jiménez de Gracia L. Overall child development: Beyond pharmacological iodine supplementation. Endocrinol Nutr. 2013;60:577-81.
– Hetzel BS. Iodine deficiency disorders (IDD) and their eradication. Lancet. 1983;2(8359):1126-9.

– Convención sobre los Derechos del Niño. UNICEF. 20 Noviembre 1989. http://www.un.org/es/events/childrenday/pdf/derechos.pdf
– Zhou SJ, Anderson AJ, Gibson RA, Makrides M. Effect of iodine supplementation in pregnancy on child development and other clinical outcomes: a systematic review of randomized controlled trials. Am J Clin Nutr. 2013;98(5):1241-54.