medicina sociajDe la retórica voluntarista a la determinación social de la salud: El problema es el modelo.

La revista “Socialmedicine” (“Medicina Social”), editada en inglés y castellano, www.medicinasocial.info de libre acceso, del departamento de Medicina de Familia y Social del Montefiore Medical Center/Albert Einstein College of Medicine y la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES), publica en su último número una reflexión de Eduardo Espinoza (Médico y Viceministro de Políticas de Salud de El Salvador) sobre como los problemas de salud están estrechamente vinculados a las desigualdades sociales y la concentración de la riqueza en pocas manos. Son la consecuencia del modelo vigente de desarrollo.

Eduardo Espinoza plantea que no podemos recaer en una retórica vacía y voluntarista que repite sin contenido emancipador formulaciones como los “determinantes sociales de la salud”, porque no identifican el paradigma obsoleto y funcionalista del positivismo. Distinta es la proposición original latinoamericana de la «determinación social de la salud», que suena parecido, pero con implicaciones diametralmente distintas, porque orienta hacia el modelo hegemónico y la consecuente necesidad de armar un nuevo modelo de desarrollo, estado y sociedad, con la urgencia de hacerlo antes de que sea demasiado tarde.

umbrales y ganaciasEntre las tareas sustantivas que propone Espinoza a los activistas por el derecho a la salud, destacamos las siguientes:

La denuncia de los elementos trazadores de la depredación y la insalubridad, y entre ellos el lucro comercial de la industria farmacéutica, la tecnología, los modelos biologicistas caducos y reaccionarios, el cambio climático…

La consciencia de que muchas acciones en salud son limitantes o “distractoras”, es decir, que desvían la atención del problema fundamental de la salud que es la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo y, en esa medida, contribuyen a perpetuar el modelo vigente:

ganancias big farma–  Son acciones “distractoras”, por ejemplo, aquéllas que se circunscriben al ámbito estrecho de los servicios sanitarios, esto es. los servicios sanitarios como única respuesta a los problemas de salud, por ejemplo, ante la insuficiencia renal, las unidades de diálisis y los programas de trasplante renal, invisibilizando la necesidad de regular los agroquímicos y prohibir los pesticidas y otros compuestos agrotóxicos.

–  Son, así mismo, las que desde el enfoque de “determinantes de la salud”, fraccionan la realidad y hacen perder de vista el todo. Acciones que, por lo general, se concretan en parches al modelo de desarrollo hegemónico, favoreciendo su continuidad.

–  Las acciones sustanciales bajo el enfoque de la “Determinación Social de la Salud”, que desarrollen desde múltiples instancias de trabajo intersectorial el abordaje integral de cualquier problema de salud. Entre otras:

– Propiciar una auténtica participación social y desarrollar una amplia y combativa organización comunitaria que la concrete y realice con una dimensión colectiva.

cambio climático– Diseñar y fortalecer sistemas únicos de planificación e información en salud que hagan una vigilancia de la salud efectiva, que garanticen la universalidad y la calidad del dato, transparentes, que faciliten la formulación de soluciones y la toma de decisiones, desde la epidemiología crítica.

– Luchar por configurar sistemas únicos, públicos, universales, financiados por impuestos generales, con acceso y cobertura universal. La necesidad de sistemas públicos fuertes.

CO2– Los activistas por el derecho a la salud deben ir más allá del sector salud para luchar por un nuevo modelo de desarrollo, en armonía con los ecosistemas, con estrategias de reversión del cambio climático.

Quizás la característica que mejor expresa la inviabilidad del modelo es precisamente el cambio climático con la inusual y sostenida elevación anual y por décadas de la temperatura combinada de la superficie terrestre y acuática desde 1850. Obsérvese con especial cuidado la elevación en los últimos 30 años. Sólo entre 1970 y 2004 las actividades humanas han aumentado los gases de efecto invernadero en un 70% desde la era preindustrial.